PROLOGO
Eduardo Bonnin, confeccionó muchas fichas para su uso personal, que utilizaba como guión cuando hablaba. Algunas de ellas contienen un solo pensamiento o idea, pero hay otras que constituyen verdaderos esquemas, más o menos complicados, de difícil interpretación para el que no sea el propio Eduardo.
Como en dichas fichas se expone una parte importante de su pensamiento, se pensó se podían volver a escribir en una versión que fuera asequible para todos. De este modo se podía reproducir su pensamiento con fidelidad, aunque era inevitable que se perdiera, al menos en parte, su peculiar y muy personal manera de expresarse. De esta tarea, mientras aún vivía Eduardo, se encargó Guillermo Bibiloni, buen conocedor de Eduardo y autor de una “Historia de Cursillos”. Guillermo Bibiloni cumplió su misión, pero, no obstante, su trabajo quedó olvidado entre los innumerables papeles de Eduardo, hasta que , algunos años después, fallecidos ya los dos, se encontró, considerándolo un gran hallazgo.
Hace unos años, en vida de Eduardo, se publicó un librito con este mismo título escrito por Eduardo. Aunque es posible alguna coincidencia, el contenido de estas primeras “Reflexones” y el “Reflexiones II” es distinto, ya que entonces Eduardo no recurrió a las fichas mencionadas, sino a otras fuentes existentes en su copioso archivo.
Bartolome Arrom
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